Este mensaje es para ti, para recordarte lo especial que eres, para expresarte algunas cosas que quizás ya sabes, otras que tal vez no te has detenido a pensar, y otras más que simplemente necesitan ser dichas en voz alta (o al menos escritas con el corazón).
Esto es un pequeño intento de capturar lo que muchos podrían sentir al conocerte, al escucharte, al simplemente coincidir contigo.
Comencemos, pues, hablando de hechos innegables… de esas verdades que no necesitan pruebas porque basta tu presencia para confirmarlas:
Sé que eres hermosa. Lo sé cada vez que sonríes, cada vez que te asomas al mundo con esa luz que sale primero de tus ojos y luego se transforma, poco a poco, en ese brillo amable que inunda el lugar donde estás. Pero hoy, sinceramente, exageraste. Tu hermosura traspasa lo físico, se cuela en el silencio, se instala con tranquilidad en la memoria de quienes te conocen.
Tal vez nadie te lo había dicho así, pero, a mi parecer, la mejor cita de un libro no está escrita en papel, ni fue redactada por un autor famoso. La mejor cita la llevas tú dibujada en el rostro, cuando tus hoyuelos se curvan simulando comillas en tus mejillas y en el centro nace tu sonrisa. Y así a quedado enmarcada la frase más bella que alguien alguna vez podría leer…
Tu voz es una narración, una de esas voces cálidas, llenas de matices, que no cuentan por contar sino porque siempre va respaldada de una buena historia que escuchar. Siempre tienes algo que compartir: un pensamiento, una idea, un sentimiento, una reflexión. Eres como ese libro que uno puede leer una y otra vez y siempre encuentra algo nuevo, algo distinto, algo que enseña; la última vez que supe de algo así fue con Don Quijote. Toda una aventura nueva cada vez que te veo.
Tu rostro es como la portada de un libro, pero no uno cualquiera. Es una portada transparente, sincera. Hay en tus rasgos una delicadeza, una belleza, cuidado sabiamente para no tener errores. Y aunque dicen que no se debe juzgar un libro por su portada, la tuya, más que portada, es una invitación. Porque lo que se ve fuera de ti es apenas un indicio de la maravilla que llevas dentro.
Si fueras literatura, no cabrías en ningún estante. No serías parte de ningún género convencional, porque simplemente no puedes ser encasillada. Serías un nuevo género, algo nunca antes escrito, algo revolucionario y necesario. Serías ese transformador que cambia la perspectiva de quien lo lee, ese libro de ciencia que abre la mente a nuevas ideas, ese libro de amor que enseña a quererse hacia uno mismo… eres un libro constante y cambiante, cada vez que lo veo, tiene algo nuevo escrito, en una prosa distinta y con una técnica que ya envidiaría algunos ganadores del nobel de la literatura.
No acostumbro a decirlo, pero cuando deseo contemplar una obra de arte, solamente tengo que voltear a verte.
No sabía lo que era un nudo en la garganta, uno de esos que no dejan hablar pero que expresan todo. No había sentido rinocerontes revoloteando de forma desesperada en mi estómago, hasta que apareciste tú.
Hay cosas que no estoy dispuesto a cambiar, y entre ellas está el ver anime contigo, mientras comemos. Hacer de cada salida una exploración única, allí donde los demás ven cemento, tu me haces ver una aventura nueva, allá dodnde hay locales comerciales, me haces ver lugares únicos, y ahí donde todo es común lo conviertes en algo inexplicablemente maravilloso, tu presencia lo cambia todo.
Y por todo esto y tantas cosas más que no caben en estas líneas, sólo me queda recordarte algo importante: Sonríe y sonrío porque existes. Gracias por estar aquí. Por las cosas ya compartidas y por tantas nuevas que aún quedan por descubrir.